La mediación es un proceso fundamental para resolver conflictos de manera pacífica y constructiva. Sin embargo, en ciertos casos, la presencia de manipulación puede obstaculizar este proceso, y uno de los fenómenos más comunes en este sentido es el «hoovering». Se deriva del nombre de la marca Hoover, famosa por sus aspiradoras, y hace referencia a la táctica manipuladora de «aspirar» a la víctima de vuelta a una relación tóxica o conflictiva. Esta manipulación puede ser especialmente prevalente en contextos de mediación, donde las partes buscan resolver sus diferencias de manera civilizada. Aquí hay algunos puntos clave para entender y abordarlo en la mediación:
1. Reconocimiento la manipulación: es crucial que los mediadores estén familiarizados con las tácticas de manipulación, incluido el hoovering. Esto implica la capacidad de identificar patrones de comportamiento manipulador por parte de una o ambas partes involucradas en la mediación. Imagina una situación en la que una de las partes en la mediación constantemente minimiza el impacto de sus acciones pasadas, tratando de convencer a la otra parte de que todo fue un malentendido y provocando por tanto un efecto que tiende a manipular a la otra parte.
2. Conciencia de los signos: puede manifestarse de varias maneras, desde el intento de la parte manipuladora de evadir la responsabilidad hasta el uso de la culpa o la lástima para manipular emocionalmente a la otra parte. Los mediadores deben estar atentos a estos signos sutiles pero significativos. Un ejemplo podría ser cuando una parte comienza a victimizarse, diciendo cosas como «Sin ti, mi vida es un desastre» o «Nunca encontraré a alguien que me ame como tú lo hiciste».
3. Mantener la imparcialidad: es fundamental que los mediadores se mantengan imparciales y no se vean influenciados por las tácticas de manipulación de ninguna de las partes. Esto requiere una comprensión profunda del conflicto y una habilidad para manejar las emociones de manera equitativa. Si una parte intenta culpar a la otra por todos los problemas pasados, el mediador debe intervenir y recordarles que el objetivo es encontrar soluciones en lugar de buscar culpables.
4. Establecer límites claros: los mediadores deben establecer límites claros y mantener un entorno seguro y respetuoso durante el proceso de mediación. Esto implica no permitir que ninguna de las partes utilice tácticas manipuladoras, para obtener ventaja. Si una parte intenta presionar emocionalmente a la otra utilizando tácticas de manipulación, el mediador puede intervenir y establecer límites claros, y recalcando los principios que rigen durante todo el proceso.
5. Fomentar la comunicación efectiva: una comunicación abierta y honesta es esencial para el éxito de la mediación. Los mediadores deben fomentar un diálogo constructivo entre las partes, al tiempo que minimizan la influencia de las tácticas manipuladoras. Durante la mediación, si una parte intenta desviar la conversación hacia el pasado y evita discutir soluciones futuras, el mediador puede intervenir y dirigir la conversación hacia un terreno más constructivo.
6. Empoderar a las partes: parte del proceso de mediación implica empoderar a las partes para que tomen decisiones informadas y responsables sobre la resolución de su conflicto. Esto implica ayudarles a reconocer y resistir la manipulación, y a tomar el control de su propio proceso de toma de decisiones.
Totalmente de acuerdo Sonia, felicidades por el artículo. Es muy habitual minimizar los actos propios y maximizar los del otro. Es algo que podemos observar en cualquier tipo de conflicto. Los seres humanos nos creamos unas herramientas muy poderosas de defensa, sin ser muchas veces consciente de que ayudan poco. Una de ellas es la victimización, lo que nos empuja al sesgo de atribución: la responsabilidad y la culpa siempre es de otro…
Gracias por tu aporte Sonia!!